MICROMACHISMOS
LA VIOLENCIA
INVISIBLE EN LA PAREJA
según: Luis Bonino Méndez
En este artículo se ponen en evidencia los
comportamientos "invisibles" de violencia y dominación, que casi
todos los varones realizan cotidianamente en el ámbito de las relaciones de
pareja. Dichos comportamientos, definidos como "micromachismos", son
descriptos, clasificados (coercitivos, encubiertos o de crisis) y analizados
sus efectos sobre la autonomía y psiquismo de las mujeres. Para favorecer la
igualdad de género, los varones deben reconocer y transformar estas actitudes,
grabadas firmemente en el modelo masculino.
INTRODUCCIÓN
En todo el mundo occidental, la
violencia (masculina) hacia las mujeres se torna evidente y se deslegitima de
forma creciente. Cada vez más, los dispositivos jurídicos y sanitarios ejercen
acciones sobre las personas involucradas, y el campo de la salud mental no es
ajeno a ello.
Sin
embargo, la deslegitimación y los abordajes legales y terapéuticos se han
realizado casi exclusivamente sobre las formas evidentes, máximas y trágicas de
dicha violencia y sus efectos.
PODER
Y GÉNERO
El poder no es
una categoría abstracta; el poder es algo que se ejerce, que se visualiza en
las interacciones (donde sus integrantes lo despliegan). Este ejercicio tiene
un doble efecto: opresivo, pero también configurador en tanto provoca recortes
de la realidad que definen existencias (espacios, subjetividades, modos de
relación, etcétera).
La
palabra "poder" tiene dos acepciones popularmente utilizadas: una es
la capacidad de hacer, el poder personal de existir, decidir y autoafirmarse.
Es el poder autoafirmativo. Este poder requiere para su ejercicio una
legitimidad social que lo autorice (y esta legitimidad sólo la han obtenido
hasta hace muy poco los varones).
Este poder de
dominio masculino, arraigado como idea y como práctica en nuestra cultura se
mantiene y se perpetua, entre otras razones por:
·
La
división sexual del trabajo, que aún adjudica a la mujer el espacio doméstico,
·
Su
naturalización y su inscripción axiomática en las mentes de mujeres y varones.
·
La
falta de recursos de las mujeres y la deslegitimación social de su derecho a
ejercer el poder autoafirmativo.
·
El
uso por los varones del poder de macrodefinición de la realidad y del poder de
microdefinición, que es la capacidad y habilidad de orientar el tipo y el contenido
de las interacciones cotidianas en términos de los propios intereses, creencias
y percepciones. Poder llamado también de puntuación que se sostiene en la idea
del varón como autoridad que define que es lo correcto (Saltzman, 1989).
·
La
explotación de las femeninas capacidades de cuidado y de ayudar a crecer a
seres humanos (el llamado "poder del amor" - Jonnasdotir, 1993) en
las que nuestra cultura hace expertas a las mujeres.
LOS
MICROMACHISMOS
comprenden un
amplio abanico de maniobras interpersonales que impregnan los comportamientos
masculinos en lo cotidiano. En la pareja, que será el ámbito del que me
ocuparé, se manifiestan como formas de presión de baja intensidad más o menos
sutil, con las que los varones intentan, en todos o en algunos ámbitos de la
relación (y como en todas las violencias de género):
·
imponer
y mantener el dominio y su supuesta superioridad sobre la mujer, objeto de la
maniobra;
·
reafirmar
o recuperar dicho dominio ante la mujer que se "rebela" de
"su" lugar en el vínculo;
·
resistirse
al aumento de poder personal o interpersonal de la mujer con la que se vincula,
o aprovecharse de dichos poderes;
·
aprovecharse
del "trabajo cuidador" de la mujer.
MICROMACHISMOS
COERCITIVOS
En la siguiente
enumeración, como en la de las otras categorías que realizaré más adelante,
procuraré nombrar, en un desordenado orden, algunas de los MICROMACHISMOS y sus
características que he podido comprobar con más frecuencia.
- Intimidación
- Control
del dinero (Coria, 1992),
- No
participación en lo doméstico
- Uso
expansivo-abusivo del espacio físico y del tiempo para sí (Guillaumin, 1992).
- Insistencia
abusiva
- Imposición
de intimidad
- Apelación
a la "superioridad" de la "lógica" varonil
- Toma
o abandono repentinos del mando de la situación(Piaget, 1993).
MICROMACHISMOS
ENCUBIERTOS
Por
no ser evidentes, no se perciben en el momento, pero se sienten sus efectos
coaccionantes, por lo que conducen habitualmente a una reacción retardada (y
"exagerada" dicen los varones) por parte de la mujer, con mal humor,
frialdad y estallido de rabia "sin motivo". Muchos de ellos son
considerados comportamientos masculinos "normales" y son muy
efectivos para que el varón acreciente su poder de llevar adelante
"sus" razones y sus deseos, y son especialmente devastadores con las
mujeres muy dependientes de la aprobación masculina. En general se utilizan en
una sutil y compleja mezcla. De ellos he podido detectar hasta ahora los
siguientes grupos que he discriminado a los fines descriptivos, pero que en
general se ejecutan en una compleja y astuta mezcla:
-
Abuso
de la capacidad femenina de cuidado
Este
es el grupo de MICROMACHISMOS probablemente mas avalado y silenciado por la cultura. Por
ellos el varón utiliza y explota la capacidad de las mujeres de cuidado hacia
·
Maternalización de la mujer.
·
Delegación del trabajo de cuidado de los
vínculos y las personas.
·
Requerimientos abusivos solapados:
Creación
de falta de intimidad
los varones tienen dificultades para la intimidad. Esto es cierto,
pero también es cierto que la evitación de la intimidad es un recurso de
dominación que ellos utilizan cotidianamente. Así lo muestran los MICROMACHISMOS de este
grupo, que son maniobras activas de alejamiento, que impiden la conexión y
evitan el riesgo de perder poder y quedar a merced de la mujer, más experta
habitualmente en el manejo de las relaciones de cercanía (Weingarten, 1991).
Aquí podemos considerar diferentes grupos:
·
Silencio. (Durrant y White, 1990; Wieck
1987; Sabo 1995).
·
Aislamiento y puesta de límites.
·
Avaricia de reconocimiento y
disponibilidad. (Benard y
Schiaffer, 1990).
·
Inclusión invasiva de terceros .
Seudointimidad
En
este grupo de MICROMACHISMOS el varón dialoga, pero manipulando el diálogo, de modo de
favorecer el control y el ocultamiento, dejando a la mujer con menos poder al
retacearle sinceridad.
·
Comunicación defensiva-ofensiva.
·
Engaños y mentiras.
Desautorización
Estas
maniobras están basadas en la creencia que el varón tiene el monopolio de la
razón, lo correcto y el derecho a juzgar las actitudes ajenas desde un lugar
superior.
diferentes subgrupos:
·
Descalificaciones.
·
Negación de lo positivo.
·
Colusión con terceros. (Bograd, 1991).
·
Terrorismo misógino. (Coria,
1992).
·
Autoalabanzas y autoadjudicaciones.
Paternalismo
En
este tipo de maniobra se enmascara la posesividad y a veces el autoritarismo
del varón, haciendo "por" y no "con" la mujer e intentando
aniñarla. Se detecta sobre todo cuando ella se opone al aniñamiento, y él no
puede tolerar que ella sea autónoma y no controlarla.
Manipulación
emocional
donde el varón utiliza el afecto no para el intercambio
emocional sino como instrumento para lograr el control de la relación. Se
emiten mensajes que se aprovechan de la confianza y la afectividad de la mujer
para promover en ella dudas sobre sí misma y sentimientos negativos, generando
inseguridad y dependencia. Se usan para ello dobles mensajes, insinuaciones,
acusaciones veladas, etcétera. De entre su amplia variedad podemos destacar:
·
Culpabilización-Inocentización
·
Dobles mensajes afectivos:
·
Enfurruñamiento:
Autoindulgencia
y autojustificación
Procuran bloquear la respuesta de la mujer ante acciones e
inacciones del varón que la desfavorecen puesto que al no hacerlas él, la
obligan a hacerlas a ella (fundamentalmente cuidado de las personas y de lo
doméstico) Hacen callar apelando a "otras razones", y eludiendo la
responsabilidad por lo que se hace o deja de hacer. Eluden dejar claro algo que
en general el varón piensa: "esas no son mis responsabilidades, lo que
hago ya es bastante. Entre ellas podemos nombrar:
·
Hacerse el tonto.
·
Impericias y olvidos selectivos.
·
Comparaciones ventajosas.
·
Seudoimplicación doméstica.
·
Minusvaloración de los propios errores.
MICROMACHISMOS
DE CRISIS
El
varón, al sentirse perjudicado, puede utilizar específicamente estas maniobras
o utilizar las descriptas anteriormente, aumentando su cantidad o su intensidad
con el fin de restablecer el statu quo. Los grupos que describiré a
continuación suelen utilizarse frecuentemente en una secuencia del primero al
último, según la permeabilidad de la mujer para dejarse presionar. Pertenecen a
esta categoría:
- Hipercontrol
- Seudoapoyo
- Resistencia
pasiva y distanciamiento
- Rehuir
la crítica y la negociación
- Promesas
y hacer méritos
- Victimismo
- Darse
tiempo
- Dar
lástima
EFECTOS
DE LOS MICROMACHISMOS
W.
Shakespeare ilustra, espléndidamente, las estrategias de utilización de muchas
de estas maniobras en función de dominar a la mujer, restringiendo con hábiles
artes su autonomía, en su obra "La fierecilla domada". Su lectura
alumbra con gran nitidez el efecto devastador de estas estrategias de dominio.
En
los varones los efectos de su ejecución de los MICROMACHISMOS suelen ser:
-
un aumento o conservación de su posición
superior y de dominio
-
una afirmación de su identidad
masculina,
-
un aislamiento receloso creciente,
Finalmente,
los MICROMACHISMOS producen en el vínculo:
-
el encarrilamiento
-
etiquetamiento de la mujer
-
guerra fría, transformación de la pareja
en adversarios
CONSIDERACIONES
FINALES
Luego
de leer estas líneas probablemente el/la lector/a no hayan descubierto nada muy
desconocido. Lo que sí han visto nombrados y descriptos es un repertorio de
comportamientos que representan los trucos y trampas más habituales en los
varones modernos para ejercitar en lo cotidiano la violencia de género.
Comportamientos variados que, y esa es la importancia de su puesta en
evidencia, suelen ser "invisibles" y pasar desapercibidos o tomados
como naturales, ignorándose sus daños.
Nombrar es uno de los modos de hacer visible lo
imperceptible, en este caso lo que molesta a las mujeres pero no se detecta
claramente. Espero que las descripciones anteriores hayan roto su carácter de
"invisibles". Pero nombrar, describir y clasificar, es importante
además porque es el primer paso para que algo pueda hacerse con lo delimitado
con el nombrar, en este caso que pueda ser transformado. Nombrar los mM y ver
sus efectos es también anormalizarlos, ya que muchas veces cuando se perciben
aisladamente, se juzgan como intrascendentes sin evaluar el daño que producen
por reiteración y su capacidad de ser caldos de cultivo para otras violencias.
Y anormalizarlos consiste en considerar que su accionar no es trivial y que
deben ser incluidos claramente en el listado de estrategias y prácticas de
violencia de género ejercidas por los varones, que hay que tratar de erradicar